05 abril, 2018

Apartamento 42




Me gustaría decirte que desde entonces todo va a
mejor. Que tengo una casa muy grande en un barrio
muy pijo, que el rock and roll suena en mi habitación
y que he aprendido nuevas recetas de cocina. Te diría
que he renovado el armario o que ahora suelo tomar
té con aromas raros de no sé qué país oriental.

Podría contarte todas las mentiras esta noche, si no
me hubiese despertado y no me hubiese dado cuenta
diez minutos más tarde que en este piso
abuhardillado aquí no hay nadie
más que yo.



25 marzo, 2018

Pies mojados



Acuérdate, joder.

Saliste afuera y te pusiste a llover al mismo tiempo
que la ciudad. Inundabais a todo el barrio sin bote
salvavidas al que agarrarse. Aún tengo los zapatos
mojados y las heridas abiertas. Pero ya está bien de
hablar de ti y de lo que mierda sea que hayas hecho
desde entonces.

Aquí hoy llueve, para variar, pero todos los críos han
salido a jugar. Me gustaría que vieras el color del que
se visten las calles desde aquel día de febrero. Es
como si hubiese un concierto de un grupo que no
conoce nadie tocando la canción más escuchada de la
historia. De ironías fue la vida.

Pero qué más da si ni siquiera recuerdas el nombre
de aquel que un día buceó entre tus piernas
buscando un hueco del que esconderse del mundo.


Buen viaje.

02 octubre, 2017

Todo lo que podría haber sido

Te hubiese dibujado aquel día,
a las marcas de tu pintalabios de color
por cada esquina de mi edredón,
a esa violácea luz que desprendías
al abrir tus oscuros ojos llenos
de legañas y de rímel descorrido,
como si la electricidad general
que produce la ciudad
emanase desde el centro de tus piernas.

Te habría follado al borde de la ventana,
y que el vecindario viese
tus pechos rebotar.

Te habría construido un mundo entero
plegable en el que
esconderte de los malos,
en el que nunca te faltasen las ganas,
ni de reír ni de llorar.

Te habría bebido enterita,
de un sorbo, sin destapar,
atragantándome
hasta que te me hubieses
escurrido por la nariz.

Y después el puto
despertador intermitente
que no para de sonar,
las cortinas echadas,
la almohada en los pies,
octubre que se acomoda
suavemente entre mis dedos,
y una canción de Sinatra a lo lejos,
como un eco sin pilas.


Lunes, 8:00 AM.

31 agosto, 2017

Digital-izado

Manhattan, Nueva York.
Primero el mundo, después el resto.
O viceversa.

Cuántas veces nos perdemos lo de alrededor por tal de no desconectar de la puta pantallita de teléfono. Que nos hemos acostumbrado a que los dedos tecleen antes que rocen; a mostrar a dos mil personas desconocidas que nuestras vidas son apasionantes, aunque todo sea mentira; a que nos importen más los números de seguidores que las caras que se esconden detrás; a pavonear y a presumir antes que a sentir y respirar. Que qué más da que la vida nos lleve la delantera mientras las notificaciones nos llenen los bolsillos.

Quizás fue primero el resto, y luego el mundo.
O viceversa.


16 julio, 2017

Limpieza general

París, Francia.

Hoy mi casa está vacía, con el eco retumbando en cada rincón, como si el silencio que dejaste no parase de hacer ruido, calándose entre las paredes amarillentas por el humo del tabaco.

Aún quedan las colillas de aquella noche repartidas en alguna que otra zona de mi cuerpo. El olor a sexo se ha quedado en la tela del sofá, y las botellas de alcohol se acumulan en la bolsa de la basura que aún no me he atrevido a tirar por miedo a deshacerme de ti definitivamente. Como si acabar con tu mierda fuese como acabar contigo, o conmigo, quizás con un poco de los dos. Qué ironía.

Y es que a día de hoy me sigo preguntando cómo fuiste capaz de dejar huella, si siempre vestías descalzo.

06 mayo, 2017

Manual de supervivencia

Que dejemos de acobardarnos
por los monstruos escondidos 
en el armario,
y por los fantasmas con los que
alguna vez hemos compartido almohada.

Que riamos con los nuestros
alrededor de una mesa,
mirándoles a los ojos,
y no a través de una pantalla de teléfono.

Que contemos la vida por cada
sorbo que bebemos,
y no por las botellas que aún
están sin descorchar.

Que viajemos,
que descubramos mundo
aunque hayamos perdido el mapa;
que cantemos hasta desgarrarnos la voz,
aunque hayamos olvidado la letra;
y que bailemos,
siempre,
aunque la música
haya dejado de sonar.

06 abril, 2017

Agárrate. A mí.

Me condujiste por la palma de tu mano,
por las estrechas calles de tu ciudad cuyo nombre no recuerdo,
por carreteras aún en estado de construcción;
atravesando puentes que no aparecían en ningún mapa.

Me pregunto cuántas noches has pasado en vela
desde aquella vez que navegaste por mi espalda en línea recta,
perdiéndote entre los hoyuelos atrincherados como heridas de guerra,
hasta llegar al remolino de pelo castaño que crece
sin sentido junto a mi sien.

Me perdí en cada espacio que dejabas
entre las líneas de tu paso de peatones.

Pero ahora me toca a mí
elegirte el destino,
el asiento,
y perderte para que ni siquiera yo
te vuelva a encontrar.

Agárrate,
que vienen curvas.

París, Francia.